Origen[]
Ulgrud del Trueno, el señor de los chubascos, era un joven impulsivo con carácter espontáneo. Cuando quería algo, tenía que conseguirlo. Cuando estaba enfadado, era capaz de lo peor. Y cuando se enamoraba, nada podía retenerle: bebiendo los vientos por la bella Jiva , había perdido la cuenta de cuántas veces intentó seducirla.
Una noche, ya hace mucho mucho tiempo, cuando acababa de cenar tranquilamente, Ulgrud se tumbó sobre la hierba para digerir y se puso a pensar en su amada. En el cielo, la constelación de Dragocampo, que Jiva había colocado con su bondad infinita, brillaba. Al ver cómo brillaba el animal, Ulgrud tuvo una idea genial: como a la guardiana de Javián le gustaban tanto las estrellas, ¡iba a adornar el cielo con un motivo astral! Y cuando su amada viera el firmamento, se impresionaría con tal muestra de talento.
Ulgrud, como era impaciente por naturaleza, no quiso atardarse en ejecutar su plan. Pero a su alrdededor no encontró ningún animal. Nada, ¡ni siquiera un moskito, al que poder transformar en estrellas! Así que, impaciente, decidió improvisar y agarró las espinas del pischis que acababa de comerse. Se dijo que eso serviría y las propulsó más allá de la estratosfera. Una vez transformadas en constelación, el pischis tomó su lugar en el codiazo y Ulgrud corrió a ver a Jiva, convencido de su poder afrodisíaco. Desafortunadamente para él, todo lo que consiguió de la guardiana de Javián fue un increíble cachete.
Nativos del signo Pischis:[]
Los aventureros nacidos bajo el signo Pischis no son cabezotas. Tienen tendencia a dejarse llevar por la corriente y, rara vez, toman decisiones por sí mismos. El hecho de que no hagan nada cuando los demás actúan hace que terminen por comérselos vivos.
En pareja, los pischis aprecian a quienes tienen un carácter fuerte. En compañía de estas personas se sienten como pez en el agua. Cuando encuentran a su perla rara, la abordan siguiendo el lema de las carpas diem.