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Una loca leyenda[]

Existen numerosas criaturas en este bajo mundo, pero la bestia cuya historia viene narrada en este libro es, sin lugar a dudas, la más extraña y loca de todas.

Loca es exactamente la palabra adecuada ya que a pesar de que la historia de El Coco se tome a menudo por un cuento de hadas, hasta sus detractores más acérrimos están de acurdo en decir que todos los testimonios tienen un sorprendente punto en común... una anomalía, que los magos más brillantes no consiguen explicar, ya sean estos los eruditos de Bardacho o bien los fieles de Radama.

Se cuenta que la historia de El Coco-si realmente existe-, está vinculada a la de un hombre llamado Zakary Asp, hijo del ilustre Zelote Asp.

Zakary Asp[]

Por este motivo relataré las motivaciones que llevaron a Zakary a emprender el camino hasta el monte Puaj.

Zakary, que como el ángel Baluas solamente creía en lo que podía ver (sin duda estaba cosiderado como el más empirista de todos los magos de Amakna), había hecho la loca apuesta de demostrar al mundo, de una vez por todas, que El Coco no era más que un cuenta para niños sin ningún interés...

El motivo de esta fascinación tiene su origen en la tabernera El Dedo Reluciente,un bar mal frecuentado donde todos los encuentros eran posibles entre magos y magas, ya que los magos que necesitaban vaciar su varita de ven en cuando se daban cita en ese lugar.

El desafío de Maly[]

Pero Zakary no iba allí por ese motivo. El Dedo Reluciente era el santuario de Maly, la fustigadora, quien ya les había robado el corazón a bastantes jóvenes magos.

Después de pasar una noche de borrachera y harta de las declaraciones del joven mago, Maly, la Fustigadora, le prometió su mano <<entre otras partes de su anatomía>> a Zak, si este era capaz de traerle las claves del enigma de El Coco: una prueba de su existencia o su no existencia.

A veces las mujeres pueden tener un comportamiento cruel con sus pretendientes y lanzarle este reto a Zakary era como pedirle que se pusiera de pie, durante varias horas y sin moverse, sobre la cabeza de un minotauroro en pleno coito (aunque este es en realidad un mal ejemplo ya que un mago consiguió realizar esta hazaña).

El monte Puaj[]

Pero el joven Zak, se lo tomó con una sonrisa y pensó que no era excesivo para tener acceso ilimitado a las caricias de la Fustigadora.

Estas son las razones que incitaron al joven mago a marcharse a la aventura con una mochila al hombro y montones de sueños eróticos en mente. Así pues, fue hacia el monte Puaj para hablar con los primeros testigos que se habían cruzado con El Coco.

No resultaba sencillo ir hasta el lugar donde se encontraba esa gente... El camino era largo y peligroso, y el único interés de aquel lugar particular era que reunía a todas las personas que decían haber visto a El Coco.

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