Dofus Rol Wiki
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Todo comenzó con un concurso… no hace mucho tiempo, en una región no muy lejana, se organizaba el concurso de la mayor calawaza cultivada con estiércol de puerkazo. Este concurso, muy famoso entre los campesinos y amantes de las calawazas de la región, era un trampolín hacia la riqueza para el que cultivara la suculenta cucurbitácea. Ciertamente, llevarse la victoria implicaba llevarse el monopolio del comercio de calawazas de todo un año.

Ese año, había mucha competencia, y nadie podía decir a ciencia cierta quién sería el ganador. Entre los favoritos, estaba Haluín, cuya actuación todos esperaban con impaciencia. Él fue el vencedor de las quince anteriores ediciones del certamen. A menudo decía que él era el mejor agricultor de calawazas de todo el continente… ya nadie le decía lo contrarío. Desafortunadamente para el campeón de las calawazas, su cosecha se retrasó ese año y sus calawazas no estaban maduras. En realidad, sus campos estaban llenos de ridículas y minúsculas calawazas. Iba a ser el hazmerreír de sus compañeros y además corría el riesgo de perder para siempre lo que aumentaba año tras año sus riquezas… Haluín no podía aceptarlo.

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Lo que poca gente sabe es que el oficio de campesino, por muy acaparador que sea, siempre deja tiempo libre para algún pasatiempo. Y el pasatiempo de Haluín no era nada común: ya hacía algunos años que el viejo campesino era el aprendiz de un bwork mago.

Aterrorizado por su eventual derrota, y al negarse categóricamente a volver a ser tan mediocre como los campesinos más corrientes, Haluín le pidió ayuda a su maestro bwork mago para que intentase lanzarle a sus calawazas un encantamiento desconocido. El resultado no se hizo esperar y en tan sólo unos instantes, el campo de Haluín tomó un color muy anaranjado...

Él veía cómo crecían y crecían sus calawazas… hasta el punto de ser tan grandes como para poder confundirse con el pandero de una mamá bwork. Haluín no sólo tenía asegurada la victoria, sino que ya ¡se veía caminando por el sendero de la gloria!
Cuando llegó el gran día, las deliberaciones no duraron mucho. Ningún campesino estaba a la altura de Haluín. Y una vez más, para él fue el trofeo de la Calawaza de Oro.

Tras el concurso, Haluín saboreó la victoria con un par de cervezas vanagloriándose de su superioridad y de su talento. Pero lo que Haluín no había previsto era que la magia bwork era un arma de doble filo y que el crecimiento desmesurado de sus calawazas no era el único efecto del encantamiento de su maestro… Mientras se emborrachaba, inocentes jalatós atraídos por el olor que había en su campo, se dieron un festín. Las pobres criaturas se transformaron inmediatamente en criaturas deformes y horripilantes… Amedrentados y enfurecidos por su nueva apariencia, los jalatós sembraron el pánico en la fiesta y ¡transmitieron a todos los efectos de esta terrible maldición! Tan sólo bastaba con tocar los animales para contagiarse.

El pánico se fue atenuando a medida que pasaban los días, y las trasformaciones se volvieron temporales… Además, gracias a una gran casualidad, se descubrió que, al igual que un niño que se esconde dentro de una calawaza vacía, se podía evitar el contagio colocándose una calawaza sana en la cabeza. Los caminos de los bworks magos son inescrutables… y que nadie se queje.

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El tramposo de Haluín fue desenmascarado y también fue condenado por su confabulación con el bwork mago. El célebre campesino fue exiliado de Amakna: se dio a la fuga. Nadie supo jamás a dónde fue, ni qué pasó con él… Pero todos los años, cuando se acerca el aniversario fatídico de su última y vergonzosa victoria, se siente de nuevo su presencia, invisible pero que pesa sobre Amakna… y ¡la maldición vuelve a atacar a las criaturas de la región!

Por eso en esta época del año ya no nos sorprendemos de encontrar a aventureros con una pinta un tanto ridícula por confundir sombreros y calawazas.

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